No te sano: te acompaño a recordar quién eres

1000032572

En un mundo que nos impulsa a buscar fuera lo que solo puede florecer dentro, la idea de que alguien más “te sane” ha tomado mucha fuerza. Pero la verdadera sanación no sucede porque otro te arregla. Sucede cuando te reencuentras contigo. No estás roto. No necesitas ser arreglado. Lo que necesitas, tal vez, es recordar quién eres más allá del dolor, más allá de los mandatos, más allá de lo que aprendiste a creer sobre ti.

Acompañar no es dirigir. No es imponer. Es abrir un espacio seguro, sin juicio, donde puedas escucharte con honestidad. Porque aunque lo hayas olvidado, tú sabes. Tú sientes. Tu cuerpo guarda memorias, tu alma guarda dirección.

El proceso terapéutico que te propongo no es vertical. No vengo a decirte cómo deberías vivir. Estoy aquí para caminar a tu lado mientras atraviesas tus sombras, mientras hablas tus verdades, mientras lloras, te reconoces y te das permiso para volver a ti.

Recordar quién eres no es un evento. Es un viaje. A veces lento. A veces doloroso. Pero siempre sagrado. Porque cuando recuerdas quién eres, ya no necesitas máscaras, ni validación externa, ni estrategias de supervivencia. Puedes vivir en coherencia, desde tu verdad.

Y en ese punto, la sanación ocurre. No como un milagro externo, sino como el florecimiento natural de quien se ha permitido volver a casa.

Noticias relacionadas